lunes, 15 de julio de 2013

Soñando que soy la muerte

El título lo dice todo. He soñado que yo era la muerte. Pero además había templos chinos, viajes a lugares imposibles y dinosaurios.

Vayamos por orden.

Yo estaba tranquilamente en una ciudad, alguien me estaba enseñando el interior de lo que iba a ser mi nueva casa. Y era maravilloso todo.
Entonces veo en la tele una noticia de un grupo de excursionistas que casi son arrollados por una moto. En el vídeo veo a mis antiguos compañeros del ciclo, a gente desconocida y a un par de eolianos (Flash y Darzia).

Me dirijo al lugar de los hechos y me encuentro con ellos, que no se han movido del sitio. Me hablan de demandar a los conductores de las motos y no sé qué historias, pero yo en ese momento no hago caso porque por el bosque me encuentro la entrada a un zoo o algo similar. Te dejaban tocar los animales y recuerdo coger un panda rojo (para envidia de Scullywen, que me debería estar leyendo). Más adelante me hacen detenerme y me llevan a una explanada donde un cartel indica que me debo quedar descansando y jugando con el panda, porque necesita tomar el sol. Y que al atardecer reanudaremos el paseo por el zoo, pero esta vez será un viaje a un lugar del mundo en el que siempre hay un atardecer eterno y que es muy bonito.

Total, que estoy allí tumbada cuando de pronto ya no está el panda y aparece un mono. Me pongo a jugar con él y a bailar. Descubro, divertida, que el mono es capaz de imitar a la perfección mis pasos de baile y me pongo a improvisar coreografías para ver qué tal se le da.
Aparecen entonces unos híbridos de mono y ser humano. Como humanos involucionados con rasgos simiescos. Estaban enfadados por algún motivo y yo retrocedo. Veo entonces a mis compañeros diciéndome que hay una línea en el suelo, que me refugie tras ella, que no me podrán atacar.
Así lo hago y de pronto cambia el escenario y estoy en una ciudad.

La ciudad está medio en ruinas y hay una serie de policías investigando que mis compañeros no tengan drogas. Una de mis amigas tiene un perro blanco, que se va a oler una pastilla (supuestamente algún tipo de droga) del suelo, mientras la dueña intenta desesperadamente que se aparte para que la policía no relacione al perro con la droga. Sin embargo, había una especie de extraña ley (porque realmente era más como si ellos no tuviesen la posibilidad de hacerlo) que impedía que se moviesen cuando un policía (que realmente llevaban trajes más parecidos a los de las SS que a los policías) descubría drogas. Sin embargo, a mí no me afectaba esa "norma", así que agarro la pastilla y la tiro a una hoguera que había dentro de una maceta. Me regaña el poli, diciéndome que no puedo asesinar las pruebas. Yo miro con cara de "qué me estás contando" y me largo de allí.

Cae la noche y yo estoy alojándome junto a los demás en un hotel a pie de playa. Hay unas ruinas cerca de la orilla y me da por explorarlas con algunos más. Descubrimos agujeros que conducen a sitios que dan mal rollo, así como una placa de la que escapan chispas. Algo va mal con la electricidad de aquel lugar y uno de los chicos se acerca a ver de qué se trata. En ese momento, cuando toca la placa, hay un enorme apagón en toda la zona.
Entre las ruinas, hay esqueletos de un mamut y algún dinosaurio. Parece que con el apagón ha pasado algo raro y vuelven a la vida. O van a volver a ella, es como si tuviese imágenes del futuro en mi mente.

Visto el panorama, decido correr para escapar de los posibles dinosaurios. Llego entonces a un templo/palacio enorme, una fortaleza china. Intento que me dejen pasar, pero me ponen muchas pegas hasta que me reconocen como alguien "de los suyos". Me cuentan que hay tropas chinas que intentan tomar el templo (los que hay dentro no son chinos) y le digo que no tiene ningún sentido.

Entonces tengo un flashback, así con la imagen granulada de peli vieja y todo. Muchos años atrás, un emperador chino visito el lugar junto con su séquito y un gran ejército. Vino a pedir algo que se le denegó, por lo que se fue de muy malas maneras. Esto no habría ido más allá si no se hubiese puesto a insultar mientras abandonaba el palacio y uno de los guardias del mismo no le hubiese puesto la zancadilla para que tropezase.
En ese momento el emperador (o lo que quiera que fuese, porque nunca me llegó a quedar claro en el sueño) lanza una maldición.

Acaba el flashback y comento a la gente lo que ha pasado. Deben hacer las paces con los enemigos y pedir perdón por aquella humillación al hombre para que acabe la maldición. Pero los enemigos (que atacan cada media hora o así, en grupos de seis o siete) no quieren dialogar.
En una de las ocasiones, se cuelan enemigos ninja no se sabe de dónde. A mí me intentan matar, pero mientras trato de mantener una distancia entre el enemigo y yo, uno de mis compañeros se carga a uno de los ninja y va a por el que me está amenazando a mí. Aprovecho la ocasión para armarme con una katana y defenderme. Uno de los enemigos acaba a mi merced, pero decido no matarlo y le digo que vaya a hablar con su líder para contarle lo de arreglar el problema del pasado. Sin embargo, en cuando me descuido intenta matarme mientras me dice que no debo tener piedad con el enemigo. La verdad es que debe ser de los pocos sueños en los que soy buena persona y no mato a la gente.
El caso es que me defiendo, pero escapa. Quien no escapa es otra chica, que al enterarse de la vieja historia que ha provocado todo este conflicto, decide unirse a nuestro bando y mediar cuando vengan los próximos de su pueblo a atacarnos.

Nos adentramos en una sala del templo y descubro que se ha "desconfigurado". Como si fuera un videojuego que se actualiza el castillo tras ciertos eventos (tipo Suikoden) pero donde algo ha salido mal. Veo un patrón en el suelo que indica dónde deben ir las columnas, que han quedado desplazadas fuera de sitio. Las coloco correctamente mientras decidio cambiarles el color y convertir la sala en un lugar repleto de columnas griegas (a las que reduzco mucho el grosor para que los enemigos no puedan ocultarse tras ellas si se vuelven a colar).

A todo esto, parece que el problema con el templo se soluciona. Todo vuelve a la normalidad, yo vuelvo a mi tiempo y no hay dinosaurios por ninguna parte. Lo que sí hay es una enorme casa que se supone que he de compartir con varios de mis amigos.
Sin embargo, en esa casa empieza a morir gente, como en una peli típica de terror. Nadie sabe quién es el asesino, pero la gente va desapareciendo.
Me pongo a ver un capítulo de Doctor Who en el salón, mientras contemplo de reojo los movimientos de mis compañeros. Y como si el capítulo me diese poderes para viajar en el tiempo, empiezo a avanzar y retroceder. Descubro quién es el asesino (que se supone que me intenta matar a mí también) y entonces retrocedo en el tiempo (aunque en realidad era más como volver a cargar partida sabiendo ya lo que pasa) y me encaro con él.

¿Y quién era el asesino? El fontanero/carpientero/algo que arreglaba cosas. Que estaba encarnado en este sueño por Darzia. Él intentaba que la gente sospechase de un chico japonés que aparecía de la nada en el sueño, pero yo sabía que era él. Y me pongo a vigilar todo objeto contundente, cortante o similar que hubiese cerca de Darzia. En una de esas veo que desde el otro lado de la puerta alguien se las apaña para hacerse con una caña cuya punta era cortante. Abro la puerta y entonces Darzia me atraviesa con la caña. Pero yo sonrío y le digo que lo he pillado. Que ya no va a poder acabar con nadie, porque yo soy la muerte y todo el que intenta acabar conmigo sufre el destino que intentaba darme a mí. Y la gente que estaba muerta empieza a resucitar al tiempo que yo le robo la vida al asesino. Y todo acaba bien (menos para Darzia XD).

En ese momento cambia el escenario del sueño. Estoy con Flash en una cafetería, tomando tortitas con chocolate. Estamos los dos solos, hemos sobrevivido a la masacre de la casa aquella y todo parece conducir a un final feliz. Le digo si es consciente de que en las pelis aquello debería terminar de una forma romántica, con ambos juntos. Porque ambos estábamos solteros y no había nadie más a la vista (ese era el razonamiento de mi sueño, sí). Sin embargo, en el último momento le recuerdo que yo soy la muerte. Que debe buscarse a otra persona y formar una familia. Que yo no puedo concebir vida porque, a fin de cuentas, soy la muerte y mataría a cualquier ser vivo que intentase desarrollarse en mi interior.

Flash se va entonces y yo me encierro en el cuarto de baño del restaurante. Me miro en el espejo y me veo a mí pero con diez años menos. Tengo el pelo revuelto y la típica cara sucia y llena de cortes del que ha escapado de la muerte tras una larga persecución. Pero yo era la muerte. Así que en ese momento decido colocarme el uniforme oficial (la túnica negra con capucha) y tomo una guadaña entre mis manos. Y abandono el lugar. Para hacer las cosas típicas que la muerte hace, supongo.

Y hasta aquí el sueño de hoy. 

El caso es que el sueño acaba aquí. Que es mucho mejor que Sharknado, todo sea dicho.

Por cierto, Skyrunner, si lees esto habrás empezado a notar que los chinos son una constante en  mis mejores sueños. Habrá que investigarlo XD.

3 comentarios:

MaNoPlaS dijo...

Conclusión: o matas o amas a Flash, no hay más opciones

MaNoPlaS dijo...

Conclusión: o matas o amas a Flash, no hay más opciones

M dijo...

Yo amo a todo el mundo, eso está claro.