domingo, 12 de septiembre de 2021

Las bocinas ilegales de terciopelo

 Creo que he batido mi récord de tiempo sin actualizar. Merezco algún tipo de premio, como una tarta de chocolate de varios pisos. 


Tengo sobrados motivos para aparecer tan poco por aquí. Como el carecer de ordenador propio desde hace unos años o el haberme reproducido y tener a mi cargo un ser adorable a la par que cutre. Tiene genes de informático, no creo que deba sorprenderme.


Me acabo de dar cuenta de que esto ha cambiado el tamaño de letra y el primer párrafo ahora está como encogido sobre sí mismo, agazapado para no llamar mucho la atención. Igual cuando publique esto se corrige solo o apenas se nota. En cualquier caso, como persona vaga y poco perfeccionista que soy, no pienso hacer nada al respecto.


Y yo iba a hablar de ciertos aspectos relacionados con el tráfico de grosellas invisibles. Pero no puedo porque se acaba de terminar el tiempo del que disponía para actualizar. Así que será en otra ocasión. Prometo que no pasarán años entre esta entrada y las siguientes. Pongo por testigo a una onomatopeya listada.