sábado, 21 de abril de 2012

Drrom, redrrom..

El chico sonrió al verla. Una sonrisa despreocupada, como si no hubiese existido el tiempo de ausencia entre ellos. En otras circunstancias a ella le hubiese molestado su actitud, pero ya no era una chiquilla. Había pasado la mitad de su vida en compañía de aquel espíritu, de aquel joven que nunca llegó a estar vivo, pero que tampoco era capaz de morir.

-Adivina dónde he estado -dijo al tiempo que tomaba asiento junto a ella.
-¿Buscándote a ti mismo?
-¿He necesitado hacer eso alguna vez?
-Supongo que no. Tú siempre  has sido el mismo.
-Eso no es cierto. A veces he cambiado.
-No. He cambiado yo, y tú has cambiado conmigo. Para adaptarte a mí.
-¿Para ayudarte?
-Llámalo como quieras.

Se hizo el silencio durante unos instantes. El chico lo rompió con otra pregunta.

-¿Has aprendido algo en todo este tiempo?
-Posiblemente.
-¿Y bien?
-Que no quiero aprender.

El joven dejó escapar una carcajada.

-Esa es buena -dijo- pero sabes que no es posible.
-Como si me importara...
-Hm. ¿Significa eso que eres feliz?
-¿Acaso he dejado de serlo alguna vez?
-Recuerdo una vez, allá por el 72...
-Bah, déjalo, idiota -no pudo ocultar una sonrisa-. Sé a lo que te refieres. Y la respuesta es sí.
-Casi echo de menos que me necesites.
-La verdad es que yo no. En absoluto.
-Pero te sigues acordando de mí, ¿verdad?
-De ti y de todos. Sois como una plaga, con vuestras voces acompañándome a todas horas. ¿O crees que no sé que toda ausencia es ficticia?
-Pues no parece importarte si lo es o no.
-Si tropiezo, seguramente maldiga un poco y me acuerde de vosotros. Pero mientras tanto, me es un poco indiferente.
-Auch, eso duele.
-Eh, no me interpretes mal. Te adoro. Y lo sabes. Y precisamente porque tú haces lo propio conmigo, sabes que es la evolución lógica.
-Claro que lo sé. Y me alegro. Pero me gusta hacerme la víctima de cuando en cuando.
-Eres incorregible...

El chico se encogió de hombros. Era lo que era. Y lo que ella quería que fuese.
La rodeó entre sus brazos y la acunó suavemente.

-¿Y qué hay de la otra? -preguntó.
-Estoy muy tranquila sin su presencia.
-¿Pero se ha ido?
-¡Qué va! No puede irse. Es un poco como tú.
-¿Y la necesitas?
-No lo diría así. A veces puede ser un incordio. Uno muy grande, todo hay que decirlo. Pero a la larga es conveniente tenerla cerca. Ayuda a tener una imagen global de todo esto -la chica hizo un gesto con la mano, tratando de abarcar el espacio que los rodeaba.
-La verdad es que me sigue fascinando lo bien que manejas todo. Creas, destruyes, cambias. Y con una determinación que no sé de dónde  sacas.
-Es fácil. Es similar a lo que decían ellos. La existencia mediocre es fácil, llevadera. Pero también insustancial, casi predeterminada. El riesgo... bueno, a veces te acerca al caos. Pero cuando consigues encontrar el buen camino... En fin, no sé si podrías llegar a entenderlo. Pero es una decisión que merece la pena.
-¿Volverías a hacerlo de poder elegir?
-Dudaría, claro está. Pero sabes que aceptaría.
-¿Y pasarías el testigo a otro?
-No pienso pasártelo a ti, si es lo que estás insinuando.
-Eh, para nada. No envidio tu situación.
-Da igual. No pasaría el testigo a nadie. Imagina que no son capaces de recorrer el camino. Y nos cargamos todo el sistema.
-Adiós humanidad.
-Bah, eso es lo de menos. Adiós equilibrio.
-¿Equilibrio? ¿Pero desde cuándo te importa a ti eso?
-Bueno, tiene su utilidad. Es el punto de partida cuando echas a volar. Y a raíz de él estableces los límites.
-Entiendo. Entonces creo que ya está.
-¿Ya está?
-La charla. Otro día volveré a pasarme, pero por hoy hemos acabado.
-Siempre haces lo mismo.
-Así soy yo...

Y desapareció desvaneciéndose en su propia esencia, sin mayor motivo que el que lo había llevado hasta allí.

miércoles, 11 de abril de 2012

Me atacó una carpa

Se ha repetido el terrible suceso de 1753.
En realidad, lo que pasa es que os he dejado de lado por la saga de la fundación y por unos cuantos videojuegos. Y por mucho trabajo, estudio y obligaciones varias (como someter a la humanidad). Pero os sigo queriendo, casi un 0,00000000006% más que la última vez (la última vez era una cifra ridícula, pero no importa).

Eso sí, para alegría y satisfacción de algunos de mis fans (Regargojana, una polilla tímida y tres tritones), tengo que confesar que el tiempo que no invierto escribiendo aquí, lo empleo en escribir mi maravillosa historia (que un año de estos tendrá más de dos capítulos). Tiene párrafos bonitos y con sentido. Qué nivel. (Mentira, lo único con sentido son las preposiciones, las conjunciones y los signos de puntuación... y ni siquiera todos).

El caso es que hoy es miércoles. Día del cereal arrugado. En la antigua Mesopotamia había un ritual relacionado con esto, que ha llegado hasta nuestros días un poco cambiado. La antigua tradición ahora se basa en darme mil euros, que yo invertiré sabiamente en acolchar farolas, estacas de empalamiento y cabras. Sobre todo, cabras. De las que tienen ojos.

En fin, que se han pasado demasiado rápido los días festivos. Lloremos.