martes, 24 de noviembre de 2015

Las amapolas no suelen atracar a la gente

¡He vuelto!
En una nueva versión, Mello 3.77.1, que cuenta con añadidos muy interesantes (como nórdico abrigadísimo y bombones lindor).
Por lo demás, la vida sigue como siempre. En mi última entrada hablaba sobre lo adicta que me había vuelto a mi melón. A día de hoy sigo siendo igual de adicta, pero como ya no hace calor del averno podemos achucharnos por las noches, así que la valoración global de nuestra relación ya alcanza el nivel de sepia interestelar con lacitos.

Pero hoy no voy a hablar de mi merluzo. Porque resultaría todo demasiado empalagoso. Hablaré...hmmmm... de cañas de pescar. Y de calcetines. Quizá también de licuadoras. O no. Quizá acabe hablando de cosas mucho más interesantes, como los caracoles británicos.

Hablando de caracoles, el más celebre de ellos es Romualdo II. Vivió allá por el siglo VII y nos dejó sabios consejos para alcanzar la felicidad:

-No te amputes miembros para combatir el aburrimiento.
-Duerme mucho, trabaja poco y gana la lotería.
-Todo mejora con chocolate y dulces. Siempre que no estén envenenados.
-No te cases con un taburete astillado. Nunca cumplen nada de lo que prometen, aléjate de ellos.
-Vive cada día como si te estuviese persiguiendo un elefante pigmeo albino.

Y es que no se puede ser infeliz siguiendo estas pautas. Bueno, igual sí, pero hay que esforzarse mucho. Y el esfuerzo es peligroso. Mirad a vuestro alrededor y sed conscientes de ello. La gente se esfuerza por conseguir cosas. Y al final se mueren. Los que no se esfuerzan también se mueren, pero con menos cansancio.

Así que disfrutad de estos días de frío, de mantas, de chocolate caliente. Sin mosquitos, sin deshidrataciones, sin quemaduras solares. El frío es bueno. Si te puedes quedar en casa junto a la calefacción, claro. De lo contrario, pues es bueno también, porque no queda bien que se me fastidie el argumento.

Y esto es todo por hoy.