viernes, 18 de febrero de 2011

He vuelto a la vida

¿Habéis llorado mi ausencia?
No sé para qué pregunto, cuando es obvio que la respuesta es un rotundo y enorme "sí".


Desde hace unos días, estoy ya viviendo en Barcelona, así que ese es el motivo por el que he estado desaparecida.
Los días transcurren aquí en paz y armonía (es decir, no he aniquilado a nadie) mientras me dedico en cuerpo y alma (si es que tengo) a mis tareas pendientes.

¿Tareas pendientes? Oh, sí. Por un lado, sigo dándole duro al catalán. No es que haya olvidado el idioma (por algo soy de aquí) pero lo tenía bastante oxidado después de tantos años por el sur. Después de enfrentarme a cosas como el japonés, está claro que esto es ridículamente sencillo, pero no por ello quiero confiarme. Me gusta tener la certeza de que en mi trabajo voy a poder manejarme en igualdad de condiciones en ambas lenguas.

Más cosas... sigo con mi novela. Y con mi proyecto de juego en Renpy. ¿Qué es Renpy? El mal, puesto que está relacionado con la informática... concretamente con lenguajes de programación (python). No, no me he vuelto loca. Todo esto tiene una explicación. Renpy es una aplicación mediante la cual pueden crearse juegos basados en el formato de novela visual. Como los típicos juegos japoneses de ligoteo. Obviamente, en mi juego no liga nadie (eso son cosas de adolescentes cargados de hormonas y azúcar... y yo lo estoy dejando XD). El caso es que hay que usar ciertos comandos informáticos... ughhhh... pero el resultado merece la pena.


Y seguimos... estoy experimentando con gimp (a la espera de poder sacarle partido a mi tableta digitalizadora). Dibujar nunca se me ha dado especialmente bien, pero soy muy cabezota. Así que no pienso rendirme. Además, no toda manipulación de imágenes tiene que partir de un dibujo.

Obviamente, esto no es todo (ahora que no tengo trabajo me sobra tiempo, a ver si cambia pronto la cosa). En mis ratos libres alterno entre diversos juegos. He terminado con Little Big Planet en PSP. Pese a conocerlo desde hace tiempo, no me había dado por probar hasta ahora. Y bueno, qué maravilla. No voy a compararlo con el de PS3 ni a entrar en cuestiones técnicas, ya que es algo que os importa bien poco. Simplemente diré: Qué adorable es el muñecajo. Típica conclusión de mi maravillosa persona.
Como no podía ser de otra manera, mis pelirrojos (Tales of the Abyss) siguen a la espera, al igual que Fallout. Y el día menos pensado me hago con Persona 3 para psp y termino de saturarme videojueguilmente hablando (inventarse palabras nunca está de más).

¿He terminado? ¡No! Pratchett sigue en mi mesilla de noche (que no tengo, pero imaginemos que poseo una), así como el segundo tomo de Canción de Hielo y Fuego (sí, al final ciertas merluzas me han convencido para que lo lea).

Total, que no me aburro en absoluto.
Así que nada, sigo viva y muy ocupada.

Feliz día del calamar eléctrico.

viernes, 4 de febrero de 2011

Nerviosa cual aguja hipodérmica

¡Viernes! Generalmente, no me gusta aceptar la llegada de un nuevo día cuando aún no ha amanecido. Sí, ha pasado la medianoche. ¿Y qué? Las convenciones horarias no se crearon para mí, el paso de un día a otro lo marca el desplazamiento del sol por el firmamento.
Pero hoy haremos una excepción. No sé por qué pluralizo, si la excepción únicamente la voy a hacer yo. Pero así me siento más importante (y os hago partícipes de todo esto, para dar un poco de sabor a vuestras mediocres vidas).
El caso es que...


¡Es viernes! Y eso significa que he podido tachar otro día más en el calendario. La cuenta atrás toca a su fin, el domingo me espera con los brazos abiertos (confío en que los días de la semana tengan extremidades) y pronto mi vida va a dar un giro de 180 grados. En realidad de menos, porque soy demasiado vaga... y porque tantos grados implicarían un cambio demasiado radical. No quiero arriesgarme a levantarme mañana con deseos de leer prensa del corazón, ver partidos de fútbol o volverme vegetariana. Así que digamos que mi vida va a dar un giro moderado en dirección noreste. Con vientos de levante y rachas de contrapicado sideral.

Echaré de menos ciertas cosas, como a ese ser materno que me lee de cuando en cuando (sí, te he englobado dentro de la categoría de cosa, pero sé que podrás perdonarme, hazlo por Carl). Pero es mi destino, vine a este mundo para cumplir una misión... asesinar a Indy. Oh, me he dejado llevar. Ejem.

Como iba diciendo, todo esto tiene que ver con el descenso de las temperaturas en Bujumbura. Y con el hecho de que mi reloj haya decidido morir y dejar de dar la hora (pasemos por alto el dato de que no tengo reloj, es un detalle insignificante). Es por ello que ahora los nervios han decidido parasitarme sin pedir permiso. Duermo fatal (11 horas en lugar de las 12 habituales), mis pulsaciones están disparadas (una media de 0,0001 pulsaciones más de lo acostumbrado) y mi apetito se ha disparado (me he vuelto incapaz de decir que no a los dulces, cosa impensable días atrás). Y todo porque es viernes. O más bien, porque pronto será domingo. Y no un domingo cualquiera, no. El domingo en el que los velocirraptores con vestidos chiné saldrán de sus palacios de lapislázuli, montarán en bicicleta y entonarán canciones de libertad y gamas cromáticas.

Llegados a este punto, puedo decir que mis párpados están amotinándose, quieren independizarse y conservar sus privilegios. Y eso no lo puedo consentir. Así que resumiré todo lo expuesto hasta ahora antes de irme a la cama:

Hoy es viernes. Falta menos para el domingo. Mola.

Eso es todo. Feliz día de la gramínea salvaje. Jan es una nenaza. Pero es adorable. 3,2.

miércoles, 2 de febrero de 2011

Hoy, mañana y tres guisantes

En 2015, el mundo sufrirá una convulsión así como idiopática. Pero sin graves consecuencias. Eso sí, los seres humanos ya no tendrán dos piernas, dos brazos y dos pulmones. Ahora tendrán dos piernas, dos brazos y dos pulmones. Sí, es lo mismo que he dicho antes. Sí, he mentido.

El caso es que todo esto guarda relación con una morcilla octogonal que llegó a presidir un gobierno caribeño y que, a día de hoy, tiene una legión de fieles seguidores que sacrifican centollos en su honor. A mí los centollos no me gustan, así que no tengo mucho que decir al respecto.

Hoy quiero hablaros de Carl.



Sin nada que ver con lo anterior, he de recordaros que un monolito no es lo mismo que una ensaimada, por mucho que los filólogos etíopes se empeñen en llevarme la contraria. Todo esto puedo demostrarlo por el método inductivo, el deductivo, el sociocultural hipertenso y el de la entropía fugaz del calcetín malagueño. Pero claro, que pueda hacerlo no quiere decir que vaya a hacerlo. No sería propio de mí, ni de las tortugas marinas.

Así pues, feliz día del ladrillo de barro cocido y colocado en diagonal sobre una plancha de metal con cristalización dendrítica y una marca de agua en la que puede leerse "Necesitamos comas, gomas de borrar y etanol".