En 2015, el mundo sufrirá una convulsión así como idiopática. Pero sin graves consecuencias. Eso sí, los seres humanos ya no tendrán dos piernas, dos brazos y dos pulmones. Ahora tendrán dos piernas, dos brazos y dos pulmones. Sí, es lo mismo que he dicho antes. Sí, he mentido.
El caso es que todo esto guarda relación con una morcilla octogonal que llegó a presidir un gobierno caribeño y que, a día de hoy, tiene una legión de fieles seguidores que sacrifican centollos en su honor. A mí los centollos no me gustan, así que no tengo mucho que decir al respecto.
Hoy quiero hablaros de Carl.
Sin nada que ver con lo anterior, he de recordaros que un monolito no es lo mismo que una ensaimada, por mucho que los filólogos etíopes se empeñen en llevarme la contraria. Todo esto puedo demostrarlo por el método inductivo, el deductivo, el sociocultural hipertenso y el de la entropía fugaz del calcetín malagueño. Pero claro, que pueda hacerlo no quiere decir que vaya a hacerlo. No sería propio de mí, ni de las tortugas marinas.
Así pues, feliz día del ladrillo de barro cocido y colocado en diagonal sobre una plancha de metal con cristalización dendrítica y una marca de agua en la que puede leerse "Necesitamos comas, gomas de borrar y etanol".
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