Sobre mí

Tengo ojos. De cuando en cuando me aburro y creo blogs como este.
En otra vida fui una ameba, ahora me dedico a ondular los días impares en dirección sureste.
No me gusta la gente que no sabe montar en tiburón ballena.

Eso en versión resumida. La versión extendida, del director y coleccionista limitada, afirma que nací de un almendro. Me criaron unos gusarapos con cara de vértebra. Tuve una infancia feliz, pese a no tener más amigos que unos pedruscos.
Luego... pues crecí y me volví mitad hombre y mitad mujer. Empleé mi tiempo en cosas productivas, como devorar dulces, viciar a videojuegos, escuchar metal y escribir la biografía de un espantapájaros con agorafobia.

Un día... me enamoré. De una herradura. La violé y la maté. Así soy yo.
En realidad no hice nada de eso, pero podría haberlo hecho.
De cualquier modo, sí que es cierto que me enamoré cuando menos me lo esperaba. Pero no hubo que violar a nadie porque se dejaba muy gustoso. Lástima que todo acabase y tuviese que volver a vivir la vida sobre una bicicleta quejica y con setenta ruedas.

Entonces me secuestraron unos abejarucos cleptómanos con una leve cojera. Me contaron cosas feas informáticas y me obligaron a hacer cosas terribles, como ver la tele. Pero un oso polar me rescató. Y lo troceé y me hice filetitos, que llevaba mucho tiempo sin comer.

Finalmente, llegamos al momento actual, un 7 de mayo de 2084. O un 14 de octubre de 1633. Qué más da. La gente dedica su vida a hacer cosas productivas mientras yo tecleo y escribo por aquí lo primero que se me pasa por la cabeza. El ser humano lucha por ser el más listo, el más guapo y el más... algo. Yo no lucho porque soy vaga. Me limito a existir en algún plano dimensional, sin más aspiraciones que disfrutar de la vida y pasarlo bien.

Y así es como termina este apartado sobre mi maravillosa persona. Algún día igual me da un arrebato de bondad inaudita y añado alguna otra línea.