lunes, 4 de marzo de 2013

Ñam...

La sangre manchaba la comisura de sus labios. La sonrisa dulce se transformaba en una extraña mueca si mostraba los colmillos con los que había despedazado a aquel pobre inocente.
Su vestido estaba sucio y rasgado, su piel arañada y amoratada. Pero sus ojos... sus ojos seguían siendo los mismos. Capaces de mostrarte la dulzura del mundo en un instante... mientras al siguiente te congelaban el alma y te la destrozaban sin un atisbo de piedad.

No era un ser malvado. En su naturaleza no había lugar para albergar ese tipo de términos. Carecía de moral e incluso de conciencia propia. Era el producto de una investigación que nunca debió haberse llevado a cabo. Pero estaba satisfecha con su vida. Sentía el calor reconfortante que la embargaba mientras robaba el aliento vital a sus víctimas. Los huesos astillados a sus pies eran hermosos recuerdos ahora que los gritos agónicos habían cesado.

Aquella debería haber sido una noche como otra cualquiera. Pero aquel joven se acercó a ella sin miedo, buscando directamente su mirada e ignorando los cuerpos depositados a sus pies. Ella lo contempló de arriba a abajo con curiosidad. Se arrastró hasta él y olfateó su esencia humana. No se quejó cuando él posó la mano sobre su cabeza y le revolvió le pelo. De hecho, podría decirse que se sintió reconfortada. Cerró los ojos y emitió un leve sonido, como un ronroneo. El joven la tomó entre sus brazos y la acunó con suavidad. La chica sonrío con dulzura mientras acariciaba su rostro con delicadeza. Suspiró. Le gustaba la sensación de estar protegida. Pero había una sensación que le gustaba aún más. Fijó su mirada en la de él y acercó sus labios a los suyos. Fue un beso repleto de ternura, una hermosa despedida. Casi podría haber dicho que notó cómo se aceleraba el corazón del joven, pero antes de darse cuenta lo tenía entre sus manos, la cálida sangre resbalando sobre su piel. Palpitaba, como si hubiese quedado en su interior la vida que al chico se le escapaba.
Definitivamente, adoraba esos momentos.

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