domingo, 28 de abril de 2013

Lo que voy a hacer (y tener) cuando domine el mundo

La respuesta rápida es la siguiente. Nada. Pero eso no es divertido y no da para una entrada. Aunque se acerca bastante a mi nivel de vagancia actual.
En realidad, yo nunca he sido vaga, aunque la gente no se lo crea. O sí. No sé. ¡No sé nada! ¡Sócrates, ayúdame!

En cualquier caso, esta entrada se viene repitiendo cada X tiempo (donde X es una medida que solo los lagartos de Komodo entienden). Así que allá vamos.

-El mundo estará lleno de bárbaros melenudos vestidos de cuero. En verano los dejaré ir con taparrabos. Estarán por ahí para hacer bonito, cosificación en estado puro.

-Por mi parte, yo tendré un armario lleno de vestidos. Lo reconozco, odio ir de compras, pero los vestidos son mi debilidad. Me encantaría poder imaginarme un vestido a mi antojo y que se materializase ante mí. Sé que las impresoras 3D ya han hecho algo así, pero yo tengo otra cosa en mente.

-Mi multijardín. Una parte sería como la jungla, con río y todo. Con lémures danzando por ahí. Y mariposas. Otra sería un bosque nórdico. Otra un apacible jardín japonés. Otra un valle lleno de flores de las que no comen gente. No sé, cada día iría mutando.

-Una reserva de animales, donde vagarían libres. Regargojana no quiere que tenga jirafas, monos, hipopótamos y elefantes. Creo que esa era la lista. Total, que Regargojana es una cutre.

-¡Quiero un desierto! Con un pasadizo que se adentre en el interior y me lleve a un lugar laberíntico, lleno de estancias excavadas en la roca. Una gran sala circular, en cuyo centro ardería una hoguera. Y todo lleno de cojines y estanterías repletas de libros, de rústico adobe (o fango, como bien sabe esquizombillo).

-Un parque de atracciones. Con atracciones propiamente dichas y con columpios para niños no tan niños. No hay persona que quede conmigo y no vea mi cambio de cara cuando paso por un parque infantil (sin niños, claro, si hay niños convulsiono). Y tienen ese suelo blandito que no existía en mi infancia y que mola mucho pisarlo.

-Una playa desierta. Sin demasiado viento ni oleaje, que ya aprendí la lección de Tarifa. De aguas cristalinas, sin peces demasiado feos, sin algas y sin cadáveres. De esas en las que la arena es completamente blanca y sin... cosas.

-Una caseta en un árbol. Adoro las casas de madera. Y en un árbol podría tener una muy pequeña, porque también adoro los sitios pequeños en los que te puedes hacer un ovillo y todo el espacio vital está abarrotado de cosas.

-Una tienda gigante de chucherías. Y otra de juguetes. Oh, y debería tener mi propia gran sala para partidas de juegos molones.

-Y salas de conciertos, claro. Y otras con enormes pantallas para ver Doctor Who a lo grande. También debería tener una Tardis, todo sea dicho. Ah, y todo tipo de consolas y videojuegos. Y libros, y comics y de todo.

-Un avión privado para viajar por el mundo en plan relax. Sí, con la Tardis no lo necesitaría, pero es que una vez vi un anuncio que me moló mucho, con un avión lujoso. Y decidí que algún día sería mío.

Y bueno, cosas que tendría que hacer. Erradicar es feo, así que solamente impediría que se acercasen a mí los niños (soy el anticristo, oh, yeah), las cucarachas, los mosquitos y la gente que no sabe montar en tiburón ballena. Aunque a estos últimos intentaría darles una oportunidad, que no todos nacemos sabiendo hacer de todo. Quizás yo sí, pero yo es que molo demasiado.

También creo que debería tener un ejército de Daleks que se encargasen de exterminar a todo aquel que pise a otros para conseguir sus propósitos. Nos quedaríamos sin clase política, que visto lo visto, sería un gran avance. En su lugar pondría a un Timelord para dominarlos a todos y atarlos en las tinieblas o en los cabeceros de las camas.

Oh, y habría que hacer algo respecto a la lluvia. Es necesaria, sí. Pero no cuando yo quiero hacer cosas. Igual que los días nublados. Te quemas igual que un día sin nubes y encima es todo más feo. Así que la lluvia tendría vía libre mientras duermo y luego podría salir con un sol radiante. Los fines de semana no llovería, que quiero salir por la noche.

¡Y las obras! Nada de obras horribles a las ocho de la mañana. Ni a las doce. Obras insonorizadas, como debe ser. Tengo que inventar un sistema que corte el césped, cambie tuberías, pique paredes y levante suelos sin molestara los vecinos. Claro que yo no tendría vecinos. La gente tendría que venir a mi palacio redondo tras ser recogidos por mi hermosa carroza fúnebre. Es que aún no he superado lo bonitas que son, me encantó ese museo. Pero bueno, para los aprensivos, podrán ir en carroza normal. E incluso a pata.

¡Música! Música a todas horas. La vida debería tener banda sonora, que se pudiese activar y desactivar a voluntad.

Achuchones gratis. La gente arisca estará marcada con una imagen de Haruhiko Ash. Lo siento, Regar, deberás aprender a ser cariñosa. Te buscaré un inglés buenorro para que te sea más fácil.

No estará permitido madrugar. Salvo que alguien sea tan masoca como para querer hacerlo. Y todo el mundo tendrá una burbuja personal en la que puede entrar a descansar y soñar. Y podrá ganarse la vida haciendo lo que más le gusta. Ese será el trato para que el mundo siga funcionando y no se dedique todo el mundo a hacer el vago. Hay que dedicarse a lo que nos fascina y así os permitiré vivir. Que necesitaré gente que siga creando juegos, series, libros, inventando cosas nuevas, etc. Las tareas que no deben ser el sueño vital de nadie (como, qué sé yo, picar piedra) serán realizadas por amebas robóticas que se nutren del esfuerzo que nadie quiere hacer. Y así serán felices. O todo lo felices que una ameba robótica puede ser.

Habrá libertad de largarse. Pondré a vuestra disposición dos planetillas así habilitados, para que puedan albergar vida. Y si os gusta un mundo lleno de hombres sin ojos o con flamenco a todas horas, pues podéis ir para allá. No quiero imponer mi maravilloso concepto de un mundo nuevo. Tolerancia ante todo.

Finalmente, la gente será inmortal. Podrán vivir todo lo que quieran. Sin envejecer, sin enfermedades. Y cuando se cansen, se pueden reencarnar, desaparecer, mutar en espantapájaros o lo que les venga en gana.

Así que nada, estos son mis objetivos vitales a largo plazo. A corto plazo, seguir durmiendo. No debo dejar que la gente me entretenga hasta altas horas de la mañana, no. O sí. O no. Ah. La duda. La perdiz que se comió el arcoiris (o l'arc de sant martí). El lepisma trajeado que se fue a solicitar una audiencia con un híbrido de rana y seta y consiguió completar su colección de cromos de variantes de pera. Pera conferencia es la ganadora, sin duda.

Total, que buenos días, primitivos míos.

2 comentarios:

Regargojana dijo...

¡No soy cutre!Los monos me dan repelús, los hipopótamos muerden a la gente y arrancan miembros y no los comparten, los elefantes están mal de la cabeza y cuando se emborrachan dan mal rollo y las jirafas tienen cuernos que usan para comunicarse con seres del inframundo.Por lo demás me parece todo genial, especialmente lo del inglés buenorro (escocés también me vale).

M dijo...

Para que veas que siempre pienso en lo mejor para ti ^^