miércoles, 10 de abril de 2013

Plonc, plonc

Cuando tienes que hacer demasiadas cosas en poco tiempo, cuando tienes demasiado tiempo para no hacer nada... en ambas ocasiones el resultado es el mismo. La confusión, sea por lo precipitado del hecho o por dar excesivas vueltas a algo que se debe dejar volar al viento.

Pero aprendemos lecciones. Y sabemos quedarnos con lo mejor de cada cosa, como en los viejos tiempos. Es fácil convertir décadas en segundos. E igual de sencillo es convertir meses en eras. Lo primero sucede con el transcurrir del tiempo. Lo segundo es resultado de proyectar una situación presente en un futuro que no sabemos cómo será. Pero si algo he aprendido, es que el futuro no parte de lo que hoy es nuestra vida, sino de lo que puede llegar a ofrecernos el día a día. Es lo bonito de este asunto.

Y la culpa de todo la tiene una camisa de franela. Porque lo dijo un colibrí muy santo.

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