miércoles, 27 de febrero de 2013

Tick tock goes the clock

And what now shall we play?

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Hay ganas de más Doctor Who.

Hay ganas de muchas cosas. De dominar el mundo. De mundanar el dómino.
De mirar a los ojos del joven de los cabellos de fuego y de leer todo aquello que está oculto.

Pero ella lo sabe mejor que yo.

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Quizás era él. ¿Ella? ¿Él? ¿Acaso importaba?
Eran noches, eternas. Sin luz de luna, sin luciérnagas. Solo el viento cantaba, silbando bajito, aquella vieja historia de mundos olvidados.

Todo había perdido el color, pero no el sentido. Debía abandonar la idea de encontrar los matices exactos, cualquier nueva capa de pintura se ajustaría perfectamente al vacío gris. Debía dibujar los nuevos sueños sobre los antiguos, perfilar las esperanzas en el rojo vivo de las llamas.

No recibía visitas. Su reflejo parecía rendirse ante la fuerza de voluntad acumulada. La bestia, por su parte, aún tenía las fauces manchadas de sangre. Tardaría en regresar. Y ellos... ellos estaban ocupados cuidando el uno del otro.

Pese a todo, se sentía feliz. Resignada ante la pérdida, pero sin perder por ello la sonrisa. A veces acariciaba las antiguas cicatrices y se preguntaba cuándo las heridas nuevas se convertirían también en un recuerdo. Pero no había prisa. El cuerpo no cura antes de lo previsto por mucho que lo deseemos. Tampoco lo hace el alma. Si es que aún queda alguien que conserve su alma. No era el caso de la chica. La había sacrificado al adoptar su nueva condición, muchos años atrás.

"Estarás condenada al paraíso, te deslizarás entre los placeres del infierno". Aún recordaba aquellas palabras, así como la bruma que se le enredaba entre los pies descalzos, arañando la delicada piel.
Era un trato. Con su lado oscuro y su lado repleto de luz. Y su misión sería encargarse de aquel precario equilibrio. Sacrificar en nombre de futuras recompensas. No sabía si era lo que deseaba hacer. Pero era lo que había hecho.

Y allí se encontraba ahora, suspendida sobre el abismo que ya le era tan familiar. Incapaz de caer, pero tampoco de remontar el vuelo. Congelada en el tiempo mientras el calor de su cuerpo derretía las cadenas que la apresaban. Un poco más, solo necesitaba un poco más.

En ese instante, el chico se materializó junto a ella. Aparecer de la nada parecía ser últimamente su pasatiempo favorito. La tomó un instante entre sus brazos y depositó un beso en su frente.

-Lo estás haciendo muy bien -dijo mientras la estrechaba contra sí.
-No tengo más opción. Mi destino siempre ha sido este. Y lo he aceptado gustosamente.
-Sí tienes otras opciones. Pero no las quieres.
-Para mí no existe aquello que no quiero tomar.
-Es tu decisión. Pero recuerda que siempre puedes llamarnos.
-Te preocupas demasiado. No puedes pretender que después de semejante golpe me levante como si nada. Todo cuanto sucede... todo cuanto te cuentan ellos... es lo normal. Completamente lógico.
-¿Estás segura de que esto no es como la otra vez?
-Lo estoy. Deja de pretender que sea perfecta y deja que lidie con esto. Gritaré si necesito ayuda, no lo dudes. Pero no creas que mi sufrimiento es una carga que acabará por hundirme. Apenas son rasguños comparado con la que ya hemos vivido. ¿O es que ya lo has olvidado?
-Jamás. Pero recuerda cuál es mi misión.
-Oh, entiendo. Has venido a comprobar con cuál de ellas hablabas.
-Exactamente. Y me alegra comprobar que sigues  ahí, entera. Intacta.
-Y cada día, un poco más cerca de la libertad.


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Podrían haber seguido así durante horas. Pero yo ya los conozco. Y ellos a mí. Por eso me mandan a la cama, a descansar. Vigilarán mis sueños. Y los vuestros. Y quizás los de una golondrina coja que pasaba  por allí.

2 comentarios:

La golondrina (coja) dijo...

Pues mis sueños permanecieron invigilados, lo cual es algo muy poco atento. Mi primer pensamiento fue el de la demanda judicial, pero era fácil, muy fácil, y estoy intentando pasar a la historia como algo más que una alimaña demandadora. Esto, mi querida amiga, le proporcionará mas tiempo para que escriba más historias como esta, ¡pero no se relaje!

M dijo...

Llega un momento en que ya no sé quién comenta cada cosa. Desde que os habéis juntado varios con crisis de identidad... XD