Técnicamente, en el averno no debería hacer frío. Pero quién sabe. Yo no he estado allí, no puedo comprobarlo.
Al menos, si estoy congelada es que he podido salir de casa, lo cual es bueno. Especialmente si conoces gente maja que te ofrece su amistad, eso es bueno también. No tanto como si te ofreciesen mil euros, pero casi.
En cualquier caso, sigo queriendo escapar de aquí. Echo de menos Barcelona... y os echo de menos a vosotros. Y a los de Sevilla. Y a los de Málaga. Y los de Madrid... jo, todo el mundo viviendo lejos. Y echo de menos la sensación de montar a lomos de un híbrido de cinta adhesiva y esponja marina.
Pero por lo demás, no puedo quejarme demasiado. Sigo viva y la gente no me lanza contenedores por las calles, lo que es de agradecer.
En fin, dicho esto, pasemos a lo que importa. El tema de la rana septentrional. La comunidad científica está dividida. Entre vivos y muertos. Y entre aquellos que son capaces de mutar en fenacita y los que no. En fin, en realidad se dividen en un montón de grupos, subgrupos y cosas feas.
La rana, que responde al nombre de Hermenegilda, presente una particularidad que ha hecho que...
Bla, bla, bla. Rollos científicos. No me interesan. Hablemos de cosas que molan.
Hmmm...
Hmmm...
¡El chocolate!
Y mi psp, cuando me decida a cargarla.
Tengo sueño, otro día más.
2 comentarios:
eres tú la que vive lejos, petarda!
Ya, bueno. Al menos ahora tengo libertad de desplazamiento. Mhuahahaha.
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