lunes, 23 de septiembre de 2013

Soy maravillosa y pienso presumir de ello

Realmente, no sé si es algo de lo que se pueda presumir. Quiero decir, la gente que presume lo hace de cosas que se supone que la diferencia de los demás. Uno no presume de algo que está al alcance de cualquiera.
¿Puedo presumir de que acabo de darme una ducha? Pues hombre, puedo compartir tan irrelevante dato con la gente, pero no lo considero presumir. No puedo despertar envidia, cualquiera de vosotros puede darse una ducha como la que me he dado yo.

Lo mismo lo aplico al ser maravillosa y feliz. No es ningún secreto que estoy contenta con la vida que llevo. Y me gusta exteriorizarlo, porque es mi forma de ser. Pero mi intención no es despertar malestar o envidia alguna en los demás, porque considero que nada de lo que yo tengo, nada de lo que yo hago, es especial e imposible de alcanzar para otras personas.
Mi vida no es mejor que la del resto de la gente. De hecho, creo que, en ocasiones, es incluso peor. Y quien lo dude, le dejo que experimente esto de los episodios depresivos por razones puramente endógenas. Pero incluso con todo ello, he conseguido ser muy feliz. Y no es por nada externo a mí. Nadie me ha regalado nada, nadie me ha dicho "toma, te otorgo esto y esto otro para que seas feliz". Más que nada porque la felicidad es una actitud ante la vida, no un estado externo a uno mismo. Hay sucesos que nos pueden traer penas o alegrías. Pero la felicidad va más allá de eso. Para ser feliz hay que desearlo, esforzarse y trabajar constantemente en ello. Esforzarse en no caer en las quejas improductivas y dedicar nuestro tiempo a cambiar lo que no nos gusta o a superar aquello que no puede ser cambiado. Esforzarse en ver lo bueno de nuestra vida, en perseguir metas y en disfrutar.

Es un proyecto a largo plazo. Como el que debe perder mucho peso y tiene que hacer ejercicio y cuidar su alimentación día tras día. La felicidad es lo mismo, un estado que requiere poner de nuestra parte para ser alcanzado.
Ciertamente, hay gente que no sabe cómo ser feliz. Igual que hay gente que no sabe cómo llevar una dieta equilibrada o qué ejercicios le irían bien para adelgazar. Y al igual que estos últimos pueden pedir consejo a alguien que haya perdido peso, acudir a un endocrino y buscarse un entrenador personal para el gimnasio, el que no sabe cómo ser feliz puede buscar ayuda. No debería ser algo vergonzoso. Si nadie nos ha enseñado a ser felices, a tener pensamientos positivos, a descartar patrones de pensamiento dañinos o a entendernos a nosotros mismos y a nuestras emociones, es normal que cueste alcanzar la felicidad. Porque aunque las herramientas están a nuestra disposición, no se saben usar. Así que hasta la persona más negada puede ser feliz si realmente quiere serlo.

Yo me he esforzado para ser feliz y disfrutar de mi vida. No he hecho nada que no puedan hacer los demás. Así que no veo motivo para tener que esconder mi felicidad. Porque esa felicidad no debería despertar envidia malsana ni sentimientos de frustración. Todo lo contrario. Debería servir de inspiración. Pero claro, para ello primero hay que aceptar que la felicidad está enteramente en nuestra mano y que no depende de factores externos. Dos personas ante una misma situación vital pueden reaccionar de forma opuesta, sintiéndose una de ellas completamente desafortunada mientras que la otra es capaz de sacar provecho a lo sucedido. No es tanto lo que ocurre como nuestra forma de interpretar lo que nos pasa.

Así que todo el mundo puede aprender a sentirse maravilloso. No tengo la exclusiva.

2 comentarios:

Uno al que has borrado del Facebook dijo...

¿Por qué has editado el final original? Las pirañas NUNCA sobran ¬¬

M dijo...

Tú eres muuuuuuy besugo. Pero por eso te aprecio *_*