jueves, 16 de mayo de 2013

Mauuuuuuu

Era todo un sueño, el paraíso eternamente soñado. No por la belleza del lugar, no por lo agradable de la compañía. Lo era porque podía volar libremente. No quería despertar, pero no le apenaba hacerlo. Como le enseñó el flautista, nada es imposible.

Y ese recuerdo imborrable iba a estar ahí, junto a las cicatrices. Un bálsamo que acariciaba su alma y la reconfortaba. Es posible soñar, es posible seguir soñando. Y los  sueños se convierten en realidad.

¿Lo mejor de aquel sueño? Ella. Ella, con su mirada. Ella, con su sonrisa. Ella, con ella, sin ellos. Bajo la supervisión de aquel que siempre vigila, claro está. Pero sin necesidad de que interviniese. Demasiado elevado el vuelo, maestría entre plumas cálidas.

Pensaba llevarse el sueño consigo. Pensaba abrazarlo fuerte y reír. Reír hasta caer exhausta, entre carcajadas. Porque al fin entendía que nada ni nadie podía detener su espíritu. Que por agradable que fuese contar con la sabiduría del que puede guiar tus pasos y compartir el sendero contigo, únicamente en las manos de cada uno se encuentra la burbuja que contiene la clave de esa felicidad que la envolvía en un abrazo en comunión con todo su pasado, presente y futuro.

El alma de fuego seguía preocupada. Demasiado, en opinión de la chica. Pero nada sería lo mismo sin ella. Era necesaria para que el ego no acabara con la integridad del cosmos. Pero la joven sabía acallar al chico en erupción, sabía entregarlo a los brazos de Daro y conseguir el equilibrio.

Equilibrio, mi delicado equilibrio. Nada ni nadie puede apartarme de él. Porque el equilibrio se va construyendo bajo mis pasos. Yo lo soy todo, como lo es ella. Ella lo es, lo será. Ella es más de lo que la vulgaridad sabe apreciar. Y se había cansado de culpar al mundo y había decidido aceptar su lugar. Por vez primera, realmente quería ese lugar. No deseaba ser como la figura que había visto en el fondo del estanque. Ya lo fue una vez y casi acabó con los huesos rotos. Ahora no había figuras ni reflejos. Oh, se siente. Ahora todo es ella, todo es sueño. No importa cuántas veces se rompa el cristal del espejo. Todo se arregla si vuelves a soñar.

Love. Love Tropicana. Así es su mundo del sueño.

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Mi primera entrada improvisada desde tierras lejanas mientras esperaba a reposar el copioso desayuno. Ahora me voy con mi felicidad, mis carpas y mis esturiones cojos a buscar gangas. Oh, yeah.

2 comentarios:

DrSex dijo...

Me gustaría tomar un poco de esa droga que te metes

M dijo...

Lo maravilloso de mi persona viene en los genes, se siente.