jueves, 25 de agosto de 2011

Un pollo se compró una berenjena

Y así comenzó una auténtica historia de amor con carpas, zumo de arándanos, serruchos oxidados y tres clips.

Y es que el amor es algo bonito. Aunque esté representado por cosas cursis como flores y corazones. Ya lo dije alguna vez, es curioso que algo que se marchita y un órgano que bombea sangre sean símbolos de amor. Pero también lo es que romántico se asocie con algo bonito y tierno cuando gran parte de los románticos de la época se acabaron suicidando (y los que no lo hicieron, seguro que estaban tan deprimidos como Regargojana tras enterar de que las existencias de chocolate peligran).

Pero a lo que iba. El amor, en sí, entre pollos y berenjenas, entre personas y entre rodillas y girasoles, es bonito. Te permite hacer cosas que no son capaces de hacer otros seres que no están enamorados. Como aguantar a los informáticos y disfrutar con ello. Hay quien dice que eso no es amor, que es masoquismo. Pero el amor es masoquista por naturaleza, porque te piden que entregues tu órgano bombeador de sangre, con el riesgo que eso supone para tu vida. Además, te complica la existencia. Ya es difícil mirar por uno mismo, como para mirar por dos. O por tres o más, si se tiene descendencia. Esto último es terrible, porque así se puebla el planeta de seres berreantes que algún día serán canis (o tendrán que luchar contra ellos en lugar de disfrutar de la vida).

Pese a todos los inconvenientes, nos enamoramos. Y compramos pollos que compran berenjenas. Algunos no lo han hecho todavía (ni una cosa ni otra) pero uno no puede confiarse, porque tanto el amor como los pollos (y las berenjenas) se encuentran en el lugar menos esperado. En un contenedor, en el interior de un volcán, tras ser enterrado vivo, etc. También se encuentran en espacios no aptos para agorafóbicos, como las calles (que ahora son carrers), la estratosfera, la cumbre del Everest o un ojo de tiburón ballena.
Ademas, en esta época de crisis, cualquier día te asalta un comercial para ofrecerte un estupendo pack de ahorro. Amor, pollo y berenjena con un descuento de hasta el 50% los seis primeros meses. Y un burrito gratis.

Total, que el resumen de todo esto es que Jancio es cutre.

4 comentarios:

Alberto Zeal dijo...

Teresa de Calcuta y tú estáis de acuerdo en lo del sadomasoquismo y el amor. Mira XD: Ama hasta que te duela. Si te duele es buena señal.

M dijo...

Si es que cuando digo que soy la bondad personificada, es con motivos de peso... XD

Anónimo dijo...

Ya decía yo que el amor tenía los mismos díntomas que cuando como pollo con berenjena: ardor de estómago

Scullywen dijo...

El amor es Stevie Wonder. No tengo más que decir.