Porque uno es libre de decidir qué cosas de este mundo tienen sueño, y creo que la pata de jamón es tan válida como cualquier otra cosa. Sacó un 9,7 en el test de aptitud.
Me encuentro ahora en el sur, disfrazada de topo cojo. Y aquí permaneceré durante unas tres semanas, momento en el que me largaré con intención de no volver (salvo para visitar a seres humanos muy de cuando en cuando). Así que si alguien quiere quedar, que aproveche, que luego no pienso tomar avión de vuelta.
Y ya que me he puesto a actualizar, os contaré la historia de una crisálida adicta a la sacarosa. Todo empezó un 3 de enero de 1999, cuando una iguana vestida de marinero se asomó a la ventana para recitar un poema trágico.
No, no. Mejor contaré la historia de un hipopótamo con patines que entrenaba para ser aristócrata jubilado. O la de una ensaimada pija que tenía una herencia de tres clips y doscientos percheros.
Nah... creo que mejor no cuento nada. Que sigo teniendo sueño.
Feliz día del terciopelo gastado.
4 comentarios:
Yo quiero quedar, que conste en acta ^_^
Consta en acta, ya me dirás cuándo te viene bien :)
jamonaaaaa
¿A que te muerdo?
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