Ella era joven y guapa. Él era guapo y joven. Ambos tenían pies.
Paseaban de la mano por la playa, mientras el sol se escondía tiñendo el cielo de colores rosados. Un atardecer idílico.
-¿No sientes como si nuestros destinos estuviesen unidos por un lazo tan fuerte que nunca pudiera romperse? -preguntó ella.
-Claro que sí, amor mío -respondió él, clavando su mirada en la de ella-. El lazo de nuestra entrega, eterna e infinita.
-Más que un lazo -dijo la chica- es una cadena fuerte, de acero.
-No, no. Es una cadena fuerte, sí. Pero no es de acero. Es de amor. Del amor más puro y sincero.
Al fondo, alguien empezó a vomitar.
-Oh, cariño. Nadie podrá separarnos nunca.
-Estamos hechos el uno para el otro.
El chico tomó las manos de la joven entre las suyas, clavó una rodilla sobre la arena y le pidió matrimonio.
-Es el día más feliz de mi vida -dijo ella, emocionada-. A tu lado todo es maravilloso. Hasta me has hecho olvidar el disgusto que tenía estos días con todo el asunto de mi intestino.
-¿Tu intestino? -preguntó el chico, extrañado.
-Sí. Verás, me hice unas pruebas médicas, rutinarias. Me han dicho que mi intestino presenta unas... anomalías. Es tipo B, con trazas de feldespato, huevo duro y cartón-piedra. No es nada malo, pero, ya sabes... te hace sentir... diferente.
-Tipo B... -el chico soltó las manos de su amada.
-¿Ocurre algo? -preguntó ella con preocupación.
-Mi intestino... es tipo C. Omega 3 y aceite de pato rosa.
-Oh, pero eso es genial. Solamente unos pocos afortunados tienen intestino de tipo C. La mayoría son tipo A, tan vulgar. O tipo D y E, algo más minoritarios, pero también bastante extendidos. Y, bueno, luego algunos tenemos mala suerte... y somos B.
-Hay muchos prejuicios sobre los B. No tienen buena fama.
-Lo sé, por eso estaba tan disgustada. Pero a tu lado todo es más sencillo -dijo sonriendo-. Además, nuestros hijos seguro que heredan tu intestino. Oh, qué niños tan afortunados van a ser.
El chico dio un paso atrás.
-No voy a casarme contigo -dijo.
-¿Por qué? -preguntó ella, perpleja.
-No... no estaría bien.
-¡Pero si me acabas de pedir matrimonio!
-Pero eso era antes de saberlo... yo... lo siento, no puedo. Imagina qué dirían mis padres. Soy tipo C. No puedo deshonrarme casándome contigo. Debo aspirar a algo mejor.
La chica se echó a llorar.
-¿No era tan fuerte nuestro amor? -le espetó-. ¿No era un lazo indestructible?
-¡Pero intestino B! ¡Eso es inhumano! -se echó a llorar también-. Sabes que te quiero, pero... no puedo seguir adelante.
Se miraron a los ojos, un instante. Por sus mentes pasaron todos los momentos que habían vivido juntos. Los besos, las caricias, las risas compartidas.
Entonces cayó una bomba atómica y murieron todos.
Fin.
9 comentarios:
jaja, me ha gustado bastante ;)
¡Gracias!
Para 2018 está prevista la secuela (llevada al cine) en la que un fondo negro parpadeará durante diez segundos y saldrán los créditos. Sé que todos estáis deseando verla.
[spoiler_alert]El final es lo mejor[/spoiler_alert]
Yo estoy de acuerdo con el chico. Imagínate cómo saldrían sus hijos. Con intestino BC!! Las malas lenguas dicen que las fans de Justin Bieber y Crepúsculo tienen ese intestino. Debemos ser responsables y evitar que sigan propagándose, por el bien del universo.
A mí no me gusta este post. Me parece una tontería. Pero es que me hace mucha gracia eso que escribes siempre de gente con pies y manos y ojos y tal...
Nick raro que seguro que es informático: El final siempre tiene el encanto de las cosas que se acaban. Muy emotivo todo.
Scullywen, esto es terrible. Vas a hacer llorar a Regargojana.
Triple A, tú no cuentas XD
Jo.
Pero te apreciamos igualmente XD
Sip, triple A, we love you. Yo te imagino como Vin Diesel, pero un poco menos calvo.
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