domingo, 20 de marzo de 2011

Feliz como un elefante

Podría ser feliz como un langostino o unas tijeras de podar, pero el elefante ha acudido a mi mente antes que los otros conceptos.

Últimamente no actualizo apenas el blog, pero es por un buen motivo. Paso el día disfrutando, así que cuando me quiero dar cuenta, han pasado varias semanas y no he escrito nada. Tampoco es que tenga nada interesante que contar, todo va estupendamente.

Y sobre esto tratará la entrada de hoy. Porque le pese a quien le pese, soy feliz. Y es que una no es tonta, y aunque la mayoría de la gente se alegra al verme bien, soy consciente de que hay algunas personas (especialmente las más apegadas a mi expareja) cuyo trato conmigo ha cambiado (o desaparecido) desde que estoy con otra persona. Como si les pareciese mal que no me hubiese costado rehacer mi vida, como si tuviese que sufrir algún tipo de castigo por lo que hice. Pues lo siento, pero no. Nunca me he molestado en desmentir nada, en aclarar hechos ni en dar explicaciones. Las relaciones son bonitas mientras funcionan, cuando dejan de hacerlo, se les pone punto y final. Nadie fuera de una pareja debería juzgar lo ocurrido dentro de la misma. Pero hay gente que lo hace. Aunque sinceramente, lo que piense gente que es capaz de juzgarte por opiniones de terceros, me importa bien poco. También hay quien, tras las críticas, lo que esconde es la envidia de ver que yo soy capaz de tomar las riendas de mi vida, de enfrentarme a mis miedos, de decir no a las cosas que no me convencen y de ser feliz sin tener que mendigarlo. Ains, si es que no se puede ser tan maravillosa.

Por supuesto, no tengo la certeza de que todo el que me trata diferente tenga esos motivos, tal vez simplemente la distancia cambia las relaciones. O puede que solo sean impresiones mías. Por eso no acuso a nadie (si tuviese la certeza de que entre mis amistades se encuentra alguien tan hipócrita, ya lo estaría mandando a paseo). Simplemente comento en voz alta, para que algunos entiendan que ahora mi vida es otra, la gente que me rodea es otra y que, si alguien se siente incómodo por ello, puede abrir la puerta (al fondo a la derecha) y largarse. Pero no voy a ocultar mi felicidad.

Tras este largo rollo, vamos a lo que me interesa.
¡La vida vuelve a ser maravillosa! Bueno, ya lo era desde hace un tiempo, pero ahora mucho más. Aún no he encontrado trabajo, es el único punto negativo. Pero afortunadamente no hay prisa. Bueno, también tengo lejos a mi familia (snif, snif) pero sé que Plinio cuidará de ellos.
Pero por lo demás, cada día que pasa es estupendo.
Vayamos por puntos.

-Punto 0,2. Jan es encantador. Es nenaza e informático, pero pese a ello, lo quiero con locura. También es cutre. Muy cutre. Pero es adorable. Ains. Ahora mismo lo tengo aquí al lado durmiendo (sí, a estas horas, ya he dicho que es muy cutre) y me podría pasar horas contemplándolo. Es taaan guapo... (aunque él lo niegue). ¡Y tan achuchable! Ya he encontrado la posición adecuada para enroscarme en torno a él cada noche y dormirme abrazándolo. Eso cuando no hablo en sueños y le digo "Y tú quién eres", claro. Pero está curado de espanto. Como yo con él, mhuahahaha.

-Punto 0,3. Mis amigos. Echo de menos a algunas personas de Sevilla y alrededores (ellas lo saben). Pero a diferencia de mi estancia en Jerez, donde me aburría soberanamente, aquí tengo a personas con las que me encanta compartir mi tiempo. Ahora cada fin de semana hay planes, risas y buenos ratos. Y no solo el fin de semana, cualquier momento es bueno para ver a ciertos merluzos. Es curioso ver cómo muchas de esas personas importantes para mí entraron en mi vida a raíz de visitar un foro. Pero la verdad es que me siento muy bien con ellos (que se dejen vestir de mujer ayuda XD).

-Punto 84. La ciudad. ¡Aquí hay de todo! No te aburres nunca. Me encanta pasear por el centro y ver la ciudad llena de vida, llena de cosas. Algunos lo consideran agobiante, pero no es mi caso. La sensación que tengo es la de estar en un lugar lleno de cosas por descubrir, donde puedo adaptarme y llevar la vida que siempre he querido. Las circunstancias a mi alrededor podrían cambiar drásticamente, pero sé que aquí encontraría lo que busco.

Con todo esto, a día de hoy tengo claro que no necesito más para ser feliz. Bueno, por pedir, quiero un trabajo que me guste y poder pillar un avión cada vez que tenga ganas de saludar a mi familia. Pero lo básico, el sentirte bien, el encontrar tu lugar, el tener ilusiones y sueños, el levantarte cada mañana pensando que tienes todo lo que deseas... eso lo he conseguido ya.
Quiero dar las gracias a todos los que siguen a mi lado, desde la distancia o a pocas paradas de metro. Día a día o esporádicamente. A los que comparten conmigo sus alegrías y penas, sus historias y trocitos de sus vidas. Sé que ellos se alegran de verme feliz, porque parte de esa felicidad me la han entregado con sus propias manos. Y yo me alegro de poder seguir contando con ellos, espero que por mucho tiempo.

Hala, feliz día del teclado violento.

6 comentarios:

Alicuécano dijo...

Por un lado me alegro de leer esta entrada, y por otro me apena que no trate sobre rododendros melancólicos, como me prometiste en cierta noche de pasión.

En cualquier caso, c)

M dijo...

Los rododendros tendrán que esperar a abril, que con un poco de suerte podremos vernos *_*

MaNoPlaS dijo...

te has saltado unos 83.7 puntos!

M dijo...

Es que eran muchos y trataban sobre hojas de papel reciclado.

Scullywen dijo...

Me ha encantado leer esta entrada. Te mereces sentirte así de bien, espero que dure por siempre.

Y ahora unas cuantas referencias inconexas para eliminar el tono pasteloso:
paramecio tocadiscos billetera secador oxímoron sedante narval.

M dijo...

Gracias redonda mía. Sabes que tu amor incondicional ayuda (y las ocasiones rememorando cómo permanecí bajo una puerta, también).

Tus referencias me encantan, aunque la billetera especialmente (quién sabe, igual tiene mil euros dentro).