Estallido multicolor de brochetas industriales sureñas.
Rojo, amarillo, verde y color piedra estampada a topos. Eso era todo lo que Hinojoso conseguía ver a su alrededor. Los colores saltaban, se mezclaban y cantaban ópera de mala calidad.
Cuando el estallido audiovisual fue menguando, Hinojoso pudo comprobar que todo a su alrededor había cambiado. El río se había secado, el cielo se había cubierto de nubes grises con muy mala cara. Y por si fuera poco, una vaca bicéfala mugía desde la cima de una montaña cubierta de nieve rosa.
Hinojoso se encogió de hombros. El mundo a veces hace esas cosas. Muta sin avisar, sin dejar que nos preparemos para el cambio. Es lo que se denomina "metamorfosis sorpresiva intercelular y levemente cromática". Ya sucedió en el pasado, en 1722. Y según antiguos escritos persas, en el -3,44.
Y es que así es la vida. Caótica y rectangular, dependiente y restaurada por ingleses cauterizados.
Total, que Hinojoso aceptó su nuevo mundo con resignación. Como hacemos todos con los lunes.
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