Actualizo porque me hace ilusión tener una entrada con fecha del 29 de febrero.
La verdad es que debería actualizar para cosas más interesantes, pero alguien ha decidido que durante los próximos dos meses no voy a tener vida social. Ese alguien soy yo, que no paro de apuntarme a cosas. Como al taller de creación de lepismas nacarados. O a las clases de regargojano avanzado.
Así que ya no tengo tiempo para contaros historias bonitas. Qué lástima.
Pero que no se extienda demasiado el sufrimiento (una superficie de 3x6 es suficiente). Hoy, por ser el día que es, compartiré con vosotros la estupenda historia del... ehmmm... paquete de patatas sin amigos.
Nuestro protagonista era un paquete de patatas (onduladas, claro está) que no tenía a nadie con quien salir a cazar langostas las tardes de verano. Por ese motivo, lloraba hasta que la fécula se transformaba en ingenieros mecánicos alemanes.
Pero un buen día, recibió una carta que cambiaría su vida. Era propaganda electoral, de un partido que buscaba sustituir a todos los habitantes del país por cocos. Pero lo que cambió su vida es lo que encontró en el suelo tras abrir el buzón. Un cadáver de margarita. Decidió devorarlo, lo que le provocó una indigestión terrible.
En el hospital (porque tuvo que acudir para salvar su vida) le dieron consejos sobre conservación del estómago al vacío. Y allí la conoció. A ella. A la más maravillosa cucharilla de café. Se llama Alfreda y acababa de enviudar. Tan necesitada estaba de cariño como nuestro paquete de patatas de amigos. Y por eso comenzaron a salir. Alfreda le presentó a su grupo de colegas, mejillones holandeses en su mayoría. Y pronto todos empezaron a quedar para pintar bancos.
Nuestro protagonista era feliz. ¡Al fin! Pero no sabía que su felicidad era efímera. La noche de bodas (que estaba a la vuelta de la esquina) acabaría con sangre. De un rinoceronte. Pues era esa la verdadera naturaleza de Alfreda. Lo que pasa es que disimulaba muy bien.
Y no sé, pasaron cosas. Gente que se pega, gente que anima y que hace apuestas. Lo típico. Pero yo no tengo ganas de escribir. Así que aquí acaba la historia. Fin.
4 comentarios:
Pero tu no tienes cosas que hacer hasta más tarde? Muy mal! :P
Y al final el final no es tal y no es feliz, y muy mal en general xDD
La gente guay no dice "patatas", sino "papas". ¡Ja! Pringá.
¡Qué va! A las diez soy libre incluso los días de clase. Y ya es bastante tarde XD
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La gente guay no dice nada, porque muere devorada por tiranosaurios. Tú deberías saberlo mejor que nadie.
BUFFF
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