miércoles, 13 de abril de 2011

Una ameba para Pablo

Pablo me ama, aunque él no lo sabe. Todos me aman, en realidad. Y como yo soy buena persona, correspondo escribiendo en este blog. La entrada de hoy va sobre amebas, porque así me lo ha pedido este ser humano.

Las amebas son seres unicelulares con forma de cosa amorfa. Puede parecer una frase sin sentido, probablemente porque lo sea. Es lo que tiene hablar de amebas, entramos en una dimensión léxica paralela donde todas las personas llevan tutú. Las amebas también podrían llevarlo, siempre que no entorpeciese su movimiento. Que, a todo esto, se mueven gracias a sus pseudópodos. Y a los ascensores, escaleras mecánicas, coches, aviones, tren litera y triciclo. El resto de medios de transporte no es usado por amebas, sino por paramecios. Y es que las amebas y los paramecios, cuando no se están matando los unos a los otros por motivos religiosos, son amigos y comparten espacio en los libros de texto escolares.

Una ameba puede parecer un organismo muy diminuto. Pero si lo comparamos con un átomo, pues impone bastante. Así que no hay que subestimar a las amebas. Ni a los elefantes, que también son muy grandes comparados con los átomos. A no ser que hablemos de átomos sobredimensionados, que seguramente los haya. O los habrá en un futuro próximo (el futuro no próximo tiene otro nombre, como presente o pasado... o futuro lejano).

El caso es que las amebas pueden hacer cosas interesantes. Protagonizar entradas de mi blog, alquilar películas en un videoclub, ramonear (que a Jan le gusta que diga esto) y robar el maquillaje a sus hermanas mayores. Vale, nada de esto es especialmente interesante, pero es que seamos realistas, no hay amebas dedicadas a la investigación, a la medicina, a la enseñanza o en el cuerpo de bomberos. Lo máximo a lo que una ameba ha llegado (profesionalmente hablando) es a trabajar de teleoperadora en una funeraria. Esa ameba fue empleada del año, así que tiene su mérito. Se llamaba Romualda. Tenía pies. Pies planos.

Con todo esto, quiero dar a entender dos cosas:

1-Estoy escribiendo esto porque alguien me lo ha pedido, y ese tipo de cosas hacen peligrar el equilibrio del universo. Ya se sabe, una mariposa bate las alas aquí y un jugador de wow deja el vicio en algún lugar remoto.

2-De todo este texto, debería extraerse una conclusión. Es la finalidad de todo texto. Al menos, es la de este. Y la conclusión es que yo soy maravillosa.

Así que Pablo, cómprate una ameba y entrénala para que defienda la casa de invasores informáticos. No te arrepentirás.

2 comentarios:

Pablo dijo...

¡¡Muchas gracias por esta estupenda entrada!! Dice todo lo que cualquiera necesitaría saber sobre las amebas. ¡¡Muchas gracias!!

M dijo...

No dice que, en ocasiones, se disfrazan de aceituna rellena y tocan la guitarra. Pero eso también lo hacen hasta las sales minerales, no tiene mérito.