sábado, 13 de noviembre de 2010

Oda al ladrillo

Oh, ladrillo
Oh, ladrillo
Tan anguloso y pesado
Tan rojizo y agujereado
Tan semejante a un pelícano amanerado
Tan pagado de sí mismo y sin un atisbo de humildad.

Oh, ladrillo
Oh, ladrillo
Serviste para construir la tumba de un abejaruco real
Para abrir cráneos y quebrar piernas
Para formar escaleras infinitas al más allá.

¿Por qué tú? ¿Por qué lo hiciste?
¿Es el resultado de un mapache alchólico pilotando un airbus?
¿Es el destino forjado por aquellos que danzan desnudos en mitad del vertedero?


Oh, ladrillo.
Oh, ladrillo.
Oh.
Ladrillo.




Y en otro orden de cosas, hoy es sábado. Yeah. Las coliflores aplauden, los esqueletos se revuelven en sus tumbas sonrientes (los esqueletos y las propias tumbas, claro, que la sonrisa es propia también de lo inerte). Y aquellos que me conocen, saben que dominaré el mundo montada en avestruz de lustrosas plumas rosadas.

Disfruten ustedes del fin de semana del pescado gelatinoso artificial.

6 comentarios:

MaNoPlaS dijo...

oh ladrillo, no me partas la cabeza

M dijo...

Si no intentas darle cabezazos, no tienes nada que temer. O al menos es lo que nos gusta pensar a todos, claro.

Scullywen dijo...

Sin olvidarnos de esa especie en peligro de extinción:

http://www.youtube.com/watch?v=dnYqRN3xOWc

M dijo...

Yo quiero unoooooo XD

Alberto Zeal dijo...

Qué profundo, por Dios... Espero que la siguiente sea sobre la teoría del vacío en los envases de chorizo :P

M dijo...

¿Una entrada galianística? Qué terror XD